Sin Villa ..y sin nada me pillan.

2015/03/17

La derechización del lenguaje

Filed under: General — Tags: , — jonatan @ 10:35

La derechización del lenguaje Lo que dicen en la radio me entra por un oído y me sale por la boca (El Roto). 

El lenguaje, como sabemos, es un mecanismo para transmitir nuestras ideas. Por lo tanto, sería lógico pensar que si los oprimidos replicamos el lenguaje de los opresores es porque también replicamos sus ideas. Y si no tenemos ideas propias, la consecuencia evidente es que siempre seguiremos siendo oprimidos y ellos opresores. No descubro América precisamente cuando digo que esta dominación ideológica se palpa de un modo u otro en cualquier conversación entre miembros de la clase trabajadora. Esto no sorprende, ya lo dijeron Marx y Engels: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época”. Ahora bien, la cosa es más grave todavía cuando esta enajenación mental se extiende precisamente entre las organizaciones que se reclaman anticapitalistas. Desde luego no es un fenómeno exclusivamente nacional, pero me referiré concretamente a los malentendidos ideológicos que se dan en nuestro entorno aquí y ahora: España 2014. Por motivos de espacio, abordaremos tres términos: “socialismo”, “socialdemocracia” y “social-liberalismo”. Pero antes un poco de historia. De brocha gorda para no extendernos demasiado.

Superar o moderar el capitalismo El desarrollo capitalista propició aproximadamente a mediados del siglo XIX el desarrollo del socialismo. ¿Qué es el socialismo? Sin entrar en muchos detalles, se trata del movimiento que pretende sustituir el capitalismo y sustituirlo por un orden social gestionado por los trabajadores y trabajadoras, sin Estado, propiedad privada ni clases sociales. Poco después este movimiento se escindió. El in seguía siendo el mismo, pero había discrepancias en las vías: unos querían alcanzar los ines usando mecanismos autoritarios (el gobierno) y otros sin ellos. Socialismo “autoritario” y socialismo “antiautoritario” o “libertario”, en resumidas cuentas. Pero recalcamos: el in es el mismo, y eso es lo que los hace socialistas. El auge del socialismo motivó, además de la represión correspondiente, que se movieran las ichas dentro de los propios partidarios del capitalismo. Surgió así el concepto de “social-liberalismo”, “socioliberalismo” o “liberalismo social”, términos bastante confusos pero que se referían a una idea similar: el capitalismo, con su propiedad privada, gobierno y trabajo asalariado, está muy bien. Pero con ciertos cambios para que no sea amenazado por sus víctimas. Un capitalismo “con controles”, es decir, mayor regulación económica del Estado a favor de los trabajadores, ciertas libertades civiles, un grado aceptable de participación en su dirección política (derecho al sufragio). Por su parte, el socialismo autoritario empezaba a mirar con ojos una nueva táctica explicada por ejemplo por Engels en 1895. La revolución era complicada, así que había que crecer dentro de la legalidad, utilizando los mecanismos políticos burgueses: las elecciones. Nacía así, con su cuna en Alemania, la socialdemocracia, o cómo alcanzar el socialismo a través del respeto a la legalidad capitalista. Pero, que quede claro, la socialdemocracia seguía marcando como objetivo la superación del capitalismo y la instauración del socialismo.

¿Y ahora? Hasta aquí el somero repaso del origen de los términos. Pero ¿cómo los usamos actualmente? Es común entre los militantes de la izquierda más combativa designar, a veces con cierto desprecio, a la derecha con discurso progresista (ej. aclaratorio entre muchos: PSOE) como “socialista”, “socialdemócrata” o, como mucho, “social-liberal”. La izquierda burguesa que propone moderar el capitalismo (ej. aclaratorio entre muchos: IU) pasa a ser también “socialdemócrata” o “comunista” –no hemos revisado el origen de este término, pero por no enredarnos más lo identiicaremos con el socialismo-. ¡Qué lío! ¿Cómo puede ser? Se me responderá: los términos varían, evolucionan, no signiican lo mismo ahora que hace más de cien años. Es posible, claro. Pero si, por ejemplo, los partidos de la Internacional Socialista son a la vez “socialistas”, “socialdemócratas” y “social-liberales” ¿todos los términos signiican lo mismo? Pero entonces ¿por qué se dice que Cuba, ETA, Suecia, ¡o hasta Obama, según algunos de sus rivales! son también “socialistas”? Si todos son socialistas, ¿para qué usar el término, si puede designar cualquier cosa? Y si el signiicado está acotado a su polisémico uso actual, ¿las ideas de Marx, Proudhon o Goldman ya no son socialistas?

La socialdemocracia ha mutado hasta convertirse en una nueva modalidad de la derecha

Efectivamente, el uso dominante del término ha evolucionado, pero su contenido no. Volvamos al pasado para contemplar las distorsiones sufridas tanto por “socialismo”, como por sus acompa- ñantes “socialdemocracia” y “social-liberalismo”.

El impacto del siglo XX El viejo Engels moría el mismo año en que ensalzaba la táctica socialdemócrata. Afortunadamente para él, porque el progreso del Partido Socialdemócrata Alemán dentro del régimen político no resultó como había previsto: la socialdemocracia no implantó en el capitalismo el germen del socialismo, sino que el capitalismo implantó su germen en la socialdemocracia. De este modo, la socialdemocracia se olvidaba del sentido de su táctica, abandonaba la familia socialista y debutaba como gestora de la sociedad de clases. Una gestora más amable hacia los pobres, eso sí, al estar obligada por la lucha de clases que continuaba a su pesar. No era tan amable, claro está, con quienes habían abandonado la socialdemocracia tras criticar la deriva tomada, como Rosa Luxemburg. Su cadáver lotando en un río de Berlín, tras morir a culatazo limpio, lo atestigua. En resumen, la socialdemocracia ya no era tal, había mutado en social-liberalismo. Y no ocurría sólo en Alemania, sino que era la tendencia general.

No todos los socialdemócratas, como hemos visto en el caso de Luxemburg, estaban de acuerdo con esta tendencia y buscaron sus propios caminos. La escisión más importante fue la que se dio en Rusia, donde la tendencia bolchevique consiguió, con una táctica maquiavélica y un discurso socialista, hacerse con el gobierno. El sistema bolchevique, contrariamente a las promesas, se caracterizaba por un dominio total del Estado, dirigido a su vez por el partido único. Su jefe, Lenin, describió el nuevo sistema como “capitalismo monopolista de Estado”, pero su tendencia adoptó por motivos propagandísticos el nombre de Partido Comunista, y el régimen creado en el Este pasaría más adelante a ser deinido como “socialista” tanto por ese régimen como por el de sus rivales occidentales. Tras la II Guerra Mundial, las necesidades del capitalismo y la lucha de clases desde abajo generalizaron sistemas de protección social (su nombre propagandístico es “Estado del Bienestar”) hasta entonces desconocidos. Pese a los delirios que pregonan algunos social-liberales de hoy en día, estos avances poco tuvieron que ver con el acceso al poder político –que no alcanzaron salvo en casos puntuales– de social-liberales y bolcheviques, De hecho, en general fue la propia derecha de toda la vida quien adoptó una posición social-liberal, dadas las circunstancias. Igual que el primer tercio del siglo XX había supuesto la integración de la socialdemocracia en el capitalismo occidental, en el segundo le tocaría el turno al bolchevismo: el reparto del mundo pactado por la URSS con Europa y EEUU dejaba al bolchevismo europeo en la obligación de apoyar los sistemas de dominación de este territorio. El hijo, el bolchevismo, seguía el camino de la madre, la socialdemocracia: el salto sin red hacia el social-liberalismo o, en el mejor de los casos, hacia la socialdemocracia. Su coincidencia duraría poco. Tras la oleada transformadora del ’68 global, el capitalismo reaccionaba con su propia oleada: el “neoliberalismo” que nos golpea desde hace más de treinta años que, sin grandes enemigos, arrasa sin cesar todas las conquistas obreras. En este momento, la socialdemocracia original (representada en general por la Internacional Socialista) y ya social-liberalismo desde hace décadas, efectúa su nueva vuelta de tuerca, olvidando los tintes caritativos y sumándose sin tapujos a la derecha. Una derecha “moderna”, diferente en el discurso de la derecha “clásica”. Mostrar diferencias políticas entre facciones, aunque sean icticias, es fundamental para un régimen de dominación. Y así llegamos hasta hoy

Una visión distorsionada Como vemos, la socialdemocracia ha mutado hasta convertirse en una nueva modalidad de la derecha. El bolchevismo, a su vez, ha mutado en social-liberalismo. Por supuesto, gracias sobre todo a múltiples escisiones, sigue existiendo tanto socialdemocracia como bolchevismo propiamente dichos, pero éstos son planteamientos completamente marginales. La cruda realidad es que ambas corrientes se extinguieron hace tiempo como corrientes políticas relevantes tanto en España como a escala europea y seguramente mundial. No obstante, seguimos expresándonos, también desde la izquierda más transformadora, como si siguieran existiendo. Como principal consecuencia, este equívoco supone un gran favor simbólico hacia el sistema político de dominación, al convertirlo en nuestro imaginario en un terreno donde compiten diferentes posturas y puede variar en cualquier momento. Siguiendo el argumento de este artículo, la conclusión es otra: la derecha copa una gigantesca mayoría de los puestos en el sistema político, y la única izquierda presente en él de forma marginal es el social-liberalismo que, igual que la derecha, aspira a mantener el capitalismo pero con ciertos cambios que no afectan a sus fundamentos. Derecha burguesa o izquierda burguesa. Con cualquier opción que elijamos, el sistema sigue intacto, a lo que habría que añadir que el social-liberalismo suele aspirar exclusivamente a compartir la cuota de poder de una parte de la derecha, pero esto lo dejamos para otro momento. Hemos vivido, en resumen, una fuerte derechización del pensamiento político. Quizá no estaba tan equivocado Francis Fukuyama cuando hablaba del “in de las ideologías”.

¿Y el socialismo? Y entonces ¿dónde queda el socialismo, o por lo menos el anticapitalismo? Por un lado, quedan minúsculas facciones de la partitocracia que lo siguen manteniendo, al menos sobre el papel. Como hemos visto, su propio afán de participación en el sistema político las condena, como a la socialdemocracia o el bolchevismo históricos, al fracaso. Por otro lado, quedan las diferentes variantes del socialismo libertario o antiautoritario. De las corrientes mencionadas anteriormente, ésta es la única cuyos cimientos no se han venido abajo ni han desembocado en traición o en pesadilla. Lo cual no signiica que haya sido exitoso, ni mucho menos, como demuestra la escasez a la hora de crear sistemas basados en esas ideas. Esta escasez muestra la necesidad de que esta corriente analice sus deiciencias y las pueda subsanar. Pero, al menos, su rechazo tanto a la integración en el capitalismo como a un capitalismo de Estado tiránico le permite poder presentarse como posible vía de emancipación. La descomposición de las promesas capitalistas acelera, cada vez más, el malestar y las necesidades de organización de clase de sus víctimas. Es una organización de clase que no depende tanto como en otros momentos históricos de corrientes autoritarias. A grandes rasgos podemos decir que no es revolucionaria. Plantea al sistema cambios, pero tampoco es puramente social-liberal ya que no aspira a gestionarlo. Es en esa organización desde abajo, que algunos llamamos “poder popular”, donde los libertarios y libertarias, aclarando más nuestras ideas sobre adónde queremos llegar y cómo podemos llegar, podemos y debemos participar con nuestra agenda. Es ésta una vía para demostrar que el capitalismo no es el inal de la historia y que es posible reemplazarlo. Es una vía para resucitar el socialismo de sus enterradores, y recuperar la máxima de James Connolly: “Nuestra demanda más moderada es: sólo queremos la Tierra”.

Extraido de la revista Des/Bordes http://www.glad-madrid.org/des-bordes/kiosko/               1-db36a36a41

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